19:31 |
Agradecimiento a la Dra. Di Cosimo |
A veces las relaciones más ocasionales son las que nos dejan más huella.
La relación que se establece entre enfermo y médico es de una riqueza inaudita. Tienen que aprender a conocerse para lograr el milagro de la curación.
La enfermedad está llena de esos minúsculos dramas personales, que seducen por su sencillez , su sinceridad y su inconmensurable humanidad.
He vertido muchas lágrimas minúsculas y amargas pero la mayor parte del tiempo creo haber tenido agallas y una fortaleza interior, de origen desconocido.
El Dr. Baselga me dijo que me llevaría mi caso su ‘mano derecha’ y una de las mejores Oncólogas de Europa. Eso me generó mucha confianza. Quizás esa fortaleza vino del convencimiento de estar en las mejores manos médicas.
Y de repente te preguntas: ¿de modo que hablamos de perder la vida? Una vida que vives sin tener ningún temor a perderla y poco a poco, desperdiciando la apreciación de los grandes milagros de la naturaleza.
El Cáncer te daña, te angustia, te duele, pero también te enseña. Aprendes a apreciar las cosas más increíbles del Cosmos, de la naturaleza, de las reacciones del ser humano. Te enseña a separar el grano de la paja. Los olores son diferentes y mucho más intensos al igual que las percepciones.
Aprendes que todo puede acabar en un momento donde te creías totalmente feliz y sano, cuando estabas disfrutando de la vida.
Y no seriamos demasiado listos si todo este aprendizaje se olvidara. Analizas lo que has hecho hasta el momento y lo que quieres hacer. Y entonces, Pam! Te sientes tranquilo, y con una seguridad en ti mismo que jamás habías sentido ni imaginado. No piensas en vivir con miedo, solo con mucha intensidad, sin desperdiciar nada y ni un minuto.
De repente te encuentras anhelando y actuando para realizar y alcanzar metas que siempre habías dejado para ‘el futuro’.
Y desde que se diagnosticó la enfermedad me digo:
¡Vamos! ¡Hay que vivir, Anna!, ¡ Hay que vivir, caramba!
Y te encuentras con la Dra. Di Cosimo, que seduce por su sencillez , su sinceridad y su inconmensurable humanidad..
Posee un agudo sentido de la observación de la fragilidad del ser humano, del delicado equilibrio entre la felicidad y la desesperanza, y entre sentimientos y las palabras para contarlo.
Y ahora, gracias a ella celebro ‘La Felicidad’ de estar con quien de verdad es importante y ya distingo los días unos de otros.
Gracias de todo corazón Serena. Cuentas con una gran admiradora, con una total devoción por ti. ¡¡¡¿Cómo te puedo agradecer la vida?!!!.
La relación que se establece entre enfermo y médico es de una riqueza inaudita. Tienen que aprender a conocerse para lograr el milagro de la curación.
La enfermedad está llena de esos minúsculos dramas personales, que seducen por su sencillez , su sinceridad y su inconmensurable humanidad.
He vertido muchas lágrimas minúsculas y amargas pero la mayor parte del tiempo creo haber tenido agallas y una fortaleza interior, de origen desconocido.
El Dr. Baselga me dijo que me llevaría mi caso su ‘mano derecha’ y una de las mejores Oncólogas de Europa. Eso me generó mucha confianza. Quizás esa fortaleza vino del convencimiento de estar en las mejores manos médicas.
Y de repente te preguntas: ¿de modo que hablamos de perder la vida? Una vida que vives sin tener ningún temor a perderla y poco a poco, desperdiciando la apreciación de los grandes milagros de la naturaleza.
El Cáncer te daña, te angustia, te duele, pero también te enseña. Aprendes a apreciar las cosas más increíbles del Cosmos, de la naturaleza, de las reacciones del ser humano. Te enseña a separar el grano de la paja. Los olores son diferentes y mucho más intensos al igual que las percepciones.
Aprendes que todo puede acabar en un momento donde te creías totalmente feliz y sano, cuando estabas disfrutando de la vida.
Y no seriamos demasiado listos si todo este aprendizaje se olvidara. Analizas lo que has hecho hasta el momento y lo que quieres hacer. Y entonces, Pam! Te sientes tranquilo, y con una seguridad en ti mismo que jamás habías sentido ni imaginado. No piensas en vivir con miedo, solo con mucha intensidad, sin desperdiciar nada y ni un minuto.
De repente te encuentras anhelando y actuando para realizar y alcanzar metas que siempre habías dejado para ‘el futuro’.
Y desde que se diagnosticó la enfermedad me digo:
¡Vamos! ¡Hay que vivir, Anna!, ¡ Hay que vivir, caramba!
Y te encuentras con la Dra. Di Cosimo, que seduce por su sencillez , su sinceridad y su inconmensurable humanidad..
Posee un agudo sentido de la observación de la fragilidad del ser humano, del delicado equilibrio entre la felicidad y la desesperanza, y entre sentimientos y las palabras para contarlo.
Y ahora, gracias a ella celebro ‘La Felicidad’ de estar con quien de verdad es importante y ya distingo los días unos de otros.
Gracias de todo corazón Serena. Cuentas con una gran admiradora, con una total devoción por ti. ¡¡¡¿Cómo te puedo agradecer la vida?!!!.